Uno de los grandes aportaciones de la psicología ha sido el descubrimiento de la inteligencia emocional como habilidad básica para el éxito.
No ser conscientes de lo que sentimos nos desorienta y conduce al sufrimiento y consecuentemente al fracaso en las relaciones sociales. Por ello es tan importante desarrollar la autopercepción, lo que llamamos los psicólogos “insight”. Es muy importante saber reconocer las emociones tanto en nosotros mismos como en los demás, de cara a la adaptación social.
Tomar conciencia de que las situaciones tanto alegres como tristes son pasajeras ayuda a sobrellevar mejor los momentos difíciles. Para canalizar nuestras emociones ayuda recordar:
- Al experimentar alegría, aumentamos la empatía y la capacidad de estrechar vínculos con los demás, además de aumentar nuestra ternura y excitación.Es el estado perfecto para compartir ideas, sensaciones y nuevos proyectos.
- Sentir miedo activa nuestra atención ante una posible amenaza peligro. Cuando aparece de forma injustificada es cuando se puede convertir en fobia. El miedo es adaptativo, ya que es útil para la supervivencia. Nos permite tomar conciencia de lo que estamos viviendo y, no menos importante, de lo que hacemos con nuestra vida.
- La ira señala una situación, interior o exterior, que nos produce desasosiego y debe ser reparada. Si en lugar de expresarla a través de una explosión de genio la canalizamos en forma de soluciones, esta emoción nos servirá para corregir el desequilibrio y estar mejor que antes.
- En cuanto a la tristeza, muchas veces tiene que ver con hechos del pasado. Apunta a algo que hemos vivido de forma traumática o, por el contrario, a experiencias que fueron positivas, pero que no podemos volver a repetir. La función de este estado es desprendernos de aquello que un día tuvimos o sentimos.
Comprender nuestras emociones básicas y su utilidad nos permite dejar atrás lo que ya no nos sirve, tomar conciencia de lo que ahora necesitamos y proyectarnos de forma mucho más positiva hacia el futuro.
Ayuda a consolarnos, entender que las emociones no somos nosotros, sino que se trata de estados transitorios de nuestra mente para adaptarnos a la vida. Tener en cuenta que tanto los malos momentos como los buenos pasarán, siempre ayuda a sobrellevar mejor la tristeza y disfrutar más de los buenos momentos.
Saber gestionar las emociones es una de las funciones del psicólogo, en cuanto a enseñar a identificarlas y manejarlas.
Artículo extraído en gran parte de El País
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